sábado, 15 de noviembre de 2014

ACTO COTIDIANO



Me fui dejándolo en la calle, donde lo había encontrado, sentado de cuclillas sobre sus rodillas, sosteniendo en su mano, un vaso gigante con logo "fast food" capitalista.


Le obsequié con una sonrisa acompañada de un café con leche y un panecillo integral.


Pensé que su respeto y dignidad merecían más que un simple gesto de bondad que a la vez tocara mi alma como un destello al corazón.


Valió la pena respirar hondo profundo, dejarse llevar por el corazón, decidirme a observar a aquéllos que, por cotidianos, se confunden con las hojas de los árboles.



Si hay consuelo para los que sufren, para los que lloran, para los que matan, para los que hieren, también lo habría para mí.


Hay miseria en cada esquina de nuestro barrio, por elegante que parezca y dignidad por humilde que éste sea...Respirar profundo, tomaros un breve instante para inhalar porque somos parte del Universo, sentid el pulso en vuestros anulares y el sonrojo en vuestras mejillas ardientes.

Vale la pena reencontrarse con lo mejor de uno mismo. Vale la pena intentarlo.

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